Mafra es conocida por su patrimonio histórico-artístico y por fantástico entorno natural. En esta acogedora vila podrás encontrar un conjunto de monumentos y espacios declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. Además del Palacio Nacional de Mafra, encontrarás naturaleza, cultura, arte y, muy cerca, playas. ¡No tendrás tiempo para aburrirte!
El Palacio Nacional de Mafra es la mayor muestra del barroco en Portugal. Su belleza arquitectónica y sus colosales proporciones son únicas. Ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Reserva varias horas para visitarlo, pues tiene más de 1.200 habitaciones y 150 tramos de escaleras.
No dejes de visitar la biblioteca, con sus suelos de mármol rosa y gris y su inmensa colección de manuscritos antiguos. Una curiosidad: una colonia de murciélagos habita esta biblioteca, ayudando a preservar los libros al ser depredadores de los insectos que se comen el papel.
Si te gusta la naturaleza, no te pierdas La Tapada, un parque nacional con más de 800 hectáreas de bosque. Ha sido considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esta área verde es el hogar de multitud de animales como venados, jabalíes gamos o zorros, además de numerosas especies vegetales.
La Tapada es el lugar perfecto para practicar turismo activo. Dispone de distintos senderos para hacer caminatas y pueden realizarse actividades como tiro con arco o paseos a caballo, entre otras opciones.
Mafra está a tan solo 8 kilómetros de la costa, por lo que es muy recomendable visitar también alguno de los pueblos pesqueros y sus arenales.
Destaca especialmente Ericeira, con una amplia oferta gastronómica y de ocio, así como una animada vida nocturna.
En Ericeira es muy típico hacer surf, ya que las olas son idóneas para practicar este deporte, pero también hay otras muchas playas perfectas para el baño y para tomar el sol.
En el Jardín do Cerco el bosque y los jardines se extienden a lo largo de ocho hectáreas con cascadas y un peculiar jardín: La Horta dos Frades, donde se pueden ver plantas medicinales utilizadas en medicamentos.
Espejos de agua, caminos largos, árboles frondosos y un pozo centenario, aún en funcionamiento, son algunos de los atractivos de este jardín inspirado en Versalles.
Es la transición perfecta entre la inmensidad amurallada de la Tapada Real y la monumentalidad del Palacio Nacional de Mafra, que se encuentra en uno de sus extremos.